Qué hacer y qué no con tu empresa en esta nueva «normalidad»

Qué hacer y qué no con tu empresa en esta nueva «normalidad»

Este momento es para mostrar lo mejor de nosotros, es un momento perfecto para pensarnos mejor nuestras decisiones, un momento de parar y hacer las cosas bien, sin tanto impulsos.

Aquí algunas recomendaciones prácticas sobre qué hacer y qué no hacer, durante y después de esta etapa de COVID-19

Qué hacer

  • Tiempos más breves.  Las reuniones sobre temas importantes como los reportes financieros, las juntas de consejo o interacciones habituales deben pasar a ser quincenales o mensuales, en vez de manejarnos como antes con períodos de dos a tres meses. Re querimos inmediatez.
  • Cash is king. El índice de mortalidad por la falta de flujo es altísimo, por lo que en épocas como esta es fundamental cuidar la caja: endurecer las prioridades de los egresos y luchar por preservar los ingresos más valiosos y rentables.
  • Adáptate  Aprovecha esta situación tan confrontante y revulsiva para reinventar tus estructuras, para pivotear tus fortalezas y para afinar tu mindset como dueño, accionista, consejero o directivo. Es momento de aprovechar esta situación para mejorar

Qué no hacer

  1. Planear con miopía. Toda estrategia sensata debe considerar -al menos la posibilidad de- que las restricciones van a prolongarse y que post-crisis enfrentaremos un nuevo orden natural de las cosas. Implementar medidas de contingencia a corto, mediano y largo plazo (estabilidad) y generar nuevas alternativas de crecimiento y desarrollo (permanencia), son esfuerzos igual de importantes que merecen toda la atención desde ya.
  2. Adiós extremos. No reacciones demasiado a todo pero tampoco hagas como si nada importa. La falta de seguridad generará estragos incalculables. Es válido endurecer y defender tus prioridades, pero sufrir fugas de talento, contingencias legales o lastimar tu market share no son consecuencias necesarias del virus.
  3. No te aferres. La astucia para detectar la necesidad genuina de un cambio y la capacidad de adaptación, pudieran ser hasta más importantes que el plan en sí o que la disciplina para llevarlo al pie de la letra. Hay que voltear hacia afuera para ver qué tan cerca de la cascada estarás cuando termine la tormenta, para saber hacia dónde hay que navegar desde hoy.

Ahora más que nunca debemos jugar a adaptarnos, entender que el mundo que vivimos cambia de forma constante y que puede hacerlo ¡en cualquier momento! Que esto no nos tome más nunca por sorpresa

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